viernes, 1 de junio de 2007

LA ENVIDIA COCHINA

Va por ti Mery


El otro día tuve una conversación de lo más reconstituyente con mi amiga Mery, y me di cuenta…. (que trascendental esta frase, la dejo así, en suspenso, que me da un toque de misterio)

Bueno, retomando el tema y lo inserto con mi anterior escrito (“Me arrepiento”), en él, para los que no tuvieron la suerte o desgracia de leerlo, comentaba el gran espacio que separa a mis amigas de toda la vida y mi vida propia. Cómo, siendo tan iguales, hemos evolucionado de una manera tan dispar???

Haciéndonos esta pregunta estábamos Mery y yo cuando (o yo y Mery, porque era yo quien se lo preguntaba), de repente, como todas las revelaciones esenciales de la vida, llegamos a la respuesta:

-“Tengo envidia” pero no envidia sanas (que es eso de envidia sana???) yo lo que tengo es una envidia cochina que me carcome.

La envidia es un pecado capital que yo me he dado cuenta que poseo, es el 6º en la lista de dichos pecados, justo después de Gula y antes de Pereza (otros dos que también poseo… que pena que esto no sea una quiniela!!!)

De acuerdo a Santo Tomás, el término "capital" no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados. Esto me lleva a otra conclusión:

- “Soy una pecadora” (me jode darle la razón a los creyentes).

Y ahora te estarás preguntando, ¿de que tiene envidia Carmen? (Mery no te hagas la loca que tu también estas envidiosa perdida). Bien, pues tengo envidia de las parejas, si, una soltera de oro como yo reconociendo que las parejas viven mejor.

Debo aclarar que las parejas que me hacen pecar son aquellas que nunca querría para mi, pero que curiosamente despiertan en mi una rara sensación de “Y si me estoy equivocando?”

Como puedo explicar que odie ver como se pelean y terminan con un besito, o esa maldita complicidad, y sobre todo, q puedan abrir una lata de maíz pequeña y que no sobre, o hacer una pizza de casa Tarradellas sin que se den dos situaciones : a) te la comes entera así revientes, b) dejas que se quede reseca en el plato del horno la mitad. De lo que mas odio es cuando se miran, pero no se miran como miro yo la TV en mis pequeños momentos de lúdica cultura, sino que se miran pensando, “mira el memo este que tengo a mi lado, que no es que sea el mas guapo, ni el mas listo, ni el mas simpático y sin embargo es mi memo”.

Lo he decidido, yo quiero tener mi propio memo, a partir de ahora conocido como Bequeler (por mi principe preferido…ummm, que deliciosos momentos me ha proporcionado, ese chocolate, esa galleta…ummmmgrrrrrrrr, a lo que ibamos).

Pero OJO, yo no envidio a las parejas en general, odio a unas cuantas parejas en particular. Una es pecadora pero selectiva, que os creíais!!!!

Llamarlo obsesión, trauma o llamarlo “x”, pero el caso es que el maldito Bequeler no se me quita de la cabeza. Me importa un pito si lo que tengo es un trauma o si soy la más envidiosa del planeta. Tampoco me preocupa que me haya obsesionado con algo que no tengo. Lo que sí me quita el sueño y me hace dar un millón de vueltas en la cama, es el pensar que mucha gente, siendo tan patética como son, se han llevado a un tipo que pudiera ser el hombre de mi vida. Que dicho caballero no esté a mi lado, ni me caliente los pies la cama por las noches.

Opciones posibles para solventar esta crisis en la que solita me he metido:

a) Olvidarme del tema (opción recomendable)

b) Intentar conformarme con alguien limpio, trabajador y que me quiera (opción nada recomendable, vista la situación del 99% de las parejas)

c) Esperar a que mis oraciones y plegarias dieran su fruto y todas las parejas que me llevan a pecar desaparezcan de la faz de la tierra (opción poco recomendable teniendo en cuenta los escasos éxitos anteriores)

Gracias al cielo aún me quedaba un poco de cordura y mi cerebro no estaba del todo atrofiado. Me incliné por la opción “a” y opté por quedarme quietecita.

En todo este tiempo, que ha sido mi vida, han ocurrido cosas que no es que hayan sido precisamente de medalla por mi buen comportamiento, porque la verdad, si quisiera tener mi orgullo en su sitio, no me pondría a escribir mis envidias y me callaría como una p…a y haría creer al personal que mi vida es estupendísima y nada patética. Pero como no tengo nada mejor que hacer y una vez me dijeron que escribiendo nuestras propias mierdas se eliminaban tensiones, pues voy, lo planto como quien planta un pino y me quedo más ancha que pancha. Probablemente no sea el mejor legado que pueda dejar a mis nietos, pero teniendo en cuenta que al paso que llevo no voy a tener nietos, ni perro que me ladre, pues tampoco me preocupa demasiado.

Para abreviar, creo que he llegado a la conclusión de por que no soy capaz de quedarme, como hace la mayoría de las personas, con la opción b), y es que:

Soy una princesa frustrada... eso, o he visto demasiadas veces “Vacaciones en Roma” (¡quiero el flequillo de Audrey Hepburn, por favor!). A pesar de que diga con toda mi bocaza que odio las cursilerías, no puedo evitar rendirme a los píes de un vestidazo de fiesta largo y suntuoso.

Pero no sólo soy una princesa frustrada, también nací para ser rica y para el lujo en todos sus aspectos. Ya de pequeña se me veía el plumero cuando mi Barbie no dejaba que Ken le fuera a recoger a patita, no... tenía que pasar a buscarla en un descapotable rojo o mi Barbie Cristal no salía de debajo de la cama.

Quiero un hombre rudo, banal, terrenal, carnal, trivial y libidinoso; que bebiera cervezas y le apasionara el fútbol, que no nos pongamos de acuerdo ni para el alquiler de una película, que sea normal, ni viejo ni joven, ni sensible ni bruto, quiero un novio que me lleve al cine lo domingos, alguien con el que vivir momentos románticos Uno que su última llamada del día sea para mí, que me venga a buscar a la oficina y con el que poder dar largos paseos hablando de pájaros, barcos, flores y otras tonterías, alguien que me ponga la mano en los ovarios cuando me duelan y uno que me acompañe al médico cuando lo necesite. Alguien sin excentricidades, algo normal. Y sobre todo… q me ponga nerviosita perdida y que me entre un sudor frío que me recorra la espalda y haga que automáticamente que me maree.

2 comentarios:

mariaras ;-) dijo...

ENVIDIA????

pues si... yo también soy envidiosa y que?

yo quiero mi perrito que me ladre, mi compañero de viaje, mi fotógrafo personal, mi amante fogoso, mi buzo 3*, y mi motero aventurero. Quiero la casa de madera junto al lago, y tiempo para leer acompañada de un tonto... por que yo también quiero a mi tonto...

granaina... no sabes quien soy todavia?

nosaburrimosmucho.com dijo...

Mery!!! como no voy a saber qien eres...coñi q joroñi